consejos para un traductor

Algunos consejos para el traductor

En numerosas ocasiones, el traductor se ve absorbido por la cantidad de trabajo que recibe o por la urgencia del encargo. Entonces es cuando nos embarga el estrés. La sensación de que nos faltan horas en el día para hacer nuestro cometido. Por eso, hoy queremos ofrecer algunos consejos que pensamos que pueden ser útiles para encauzar el día a día del traductor.

Prioriza las tareas pendientes

Priorizar las tareas y los encargos sigue siendo fundamental a la hora de saber por dónde debemos empezar. No sirve de nada que empecemos a traducir un documento para dentro de una semana desde primera hora de la mañana si tenemos otros proyectos más urgentes. Lo mismo ocurre cuando no estamos completamente familiarizados con la terminología o el tema que trate el texto. Se puede llegar a perder mucho tiempo si interrumpimos nuestro trabajo constantemente. Por eso, prever qué nos va a llevar más tiempo y de qué debemos ocuparnos antes de empezar a traducir puede ahorrarnos muchos quebraderos de cabeza.

 Invierte en comodidad

El hecho de que nos pasemos horas sentados en el escritorio mirando una pantalla de ordenador puede ser causa de fatiga, dolores de cabeza y problemas de espalda entre otros. Invertir en un buen equipo de trabajo, es la solución perfecta para mantener nuestro ritmo de trabajo durante más tiempo sin sufrir esos temidos achaques. Con esto nos referimos a hacernos con una silla que se adapte a nuestra espalda o comprar un teclado ergonómico e incluso un filtro de pantalla que cuide nuestra vista.

 Ármate de recursos

Ármate con los mejores recursos que faciliten tu trabajo. Hazte tus propias bases de datos, glosarios y memorias. Invierte en herramientas TAO y no tengas miedo de recurrir a la traducción automática. Hazte experto en estas tecnologías, aprende sus atajos y cómo sacarles el máximo partido. No descartes nada, no sabes cuándo puede hacerte falta. Y es que las nuevas tecnologías están tan en boga que incluso aquellos que se aferran a lo tradicional, deberán tenerlas como sus aliadas.

Aprende a decir que no

No es malo dejar pasar un proyecto si no estás seguro de que vas a poder llevarlo a cabo. Es preferible renunciar a él antes que intentar realizarlo cuando no tenemos las herramientas, el tiempo y, a veces, ni la capacidad para ello. El resultado puede ser catastrófico. No solo perdemos tiempo, calidad y la confianza del cliente si la traducción no queda a su gusto, sino que nuestra reputación como traductores puede menguar.

 Descansa

Levántate, da una vuelta, aléjate de la pantalla del ordenador durante cinco o diez minutos. No somos máquinas y, por tanto, no podemos trabajar durante más de un cierto número de horas seguidas sin saturarnos. Hacer descansos de vez en cuando nos ayudará a relajar la mente y la vista, desentumecer el cuerpo y a ver las cosas de distinta manera.

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Busca un buen ambiente de trabajo

Lo ideal sería trabajar en un entorno que facilite nuestra concentración, alejados de molestos ruidos y distracciones. Admitámoslo: a nadie le gusta perder el hilo de lo que está haciendo cuando por fin se ha puesto a darle a las teclas. Claro está que esto no siempre es posible. Si eres capaz de estar en medio de ese zumbido que flota en el ambiente sin que afecte a tu trabajo, tienes suerte. Para los que nos distraemos con mayor facilidad, existen cascos que aíslan del ruido. También podemos usar los tapones de toda la vida. Lo que está claro es que nuestro trabajo exige mucha concentración. Por eso mismo sería estupendo si logramos reducir al mínimo el número de distracciones que hay a nuestro alrededor.

No somos diccionarios

Aunque domines ciertos idiomas y tus campos de especialización a la perfección, es imposible que lo sepamos todo. Siempre se nos puede escapar algún matiz que encaje mucho mejor en el contexto. Si no estás seguro, mejor búscalo. La mayoría de los fallos de este tipo podemos solventarnos bien a medida que traducimos o cuando revisemos el texto, un paso del que tampoco podemos olvidarnos.

Sigue formándote

Investiga sobre diversos temas, lee artículos y amplía tu visión y tus conocimientos acerca de distintos temas. No te limites simplemente a traducir: asegúrate de que lo que estás traduciendo es así. Sigue formándote en los idiomas que ya dominas, aprende palabras nuevas y desarrolla distintas habilidades que puedan serte útiles en tu trabajo. La traducción, al estar ligado al mundo de los idiomas, es un campo que está en constante cambio. Por eso, de vez en cuando es bueno actualizar nuestro disco duro interno. Una buena opción es visitar distintos blogs y portales de traducción y de distintas especialidades. Y ya no solo eso, sino que debemos ver de qué pie cojeamos, en qué solemos equivocarnos más y cómo podemos solucionarlo. Solo así mejoraremos como traductores.

Marca tus propios límites y objetivos

Tanto a nivel de carga de trabajo como en tu vida profesional. Tú, que te conoces mejor que nadie, sabes hasta dónde eres capaz de llegar y en qué dirección quieres seguir avanzando. Especialízate en el área que mejor encaje con tu perfil y que más satisfacción personal te dé. Sé perseverante, ten paciencia y esfuérzate.  Llegará el día en que llegues a la meta.

 

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